Viaje de chicas. Las Trillizas de Oro “jugaron” a ser adolescentes otra vez durante una escapada a José Ignacio con sus amigas
Dicen que hace mucho tiempo no convivían. Pero cuando María Emilia armó planazo sólo para chicas en su casa de José Ignacio, el sí fue inmediato. Y eso que juntarse no les resulta tan fácil como quisieran. Durante una semana, las Trillizas de Oro y un grupo de amigas de toda la vida dejaron maridos, hijos y nietos para disfrutar de una larga pijamada donde las risas, la música, el mar y las charlas profundas fueron hilvanando pequeños grandes momentos, esos que se atesoran para siempre en el corazón.
–¿Arman seguido estas escapadas con amigas?
María Eugenia: No es algo que hagamos seguido, pero quizá ahora que lo pasamos tan bien se vuelva a dar. Yo estaba en Cumelén con mi familia, y apenas me dijeron me sumé.
María Emilia: Somos un grupo de siete amigas de toda la vida y creo que esta es la primera vez que nos juntamos todas. Con Mercedes, Luz, Grace y Susana almorzamos una vez por semana, pero siempre hay alguna que no puede. Esta vez se dio. Nos conocemos de solteras, fuimos a los casamientos de todas, nuestros maridos son amigos del colegio o de la vida y cuando entramos en la familia nos adherimos al grupo, como siempre pasa.
María Laura: Somos de la misma edad casi todas, compartimos mucho. Yo ya había estado en Punta del Este porque la fui a buscar a mamá, que pasó fin de año con Emilia. Pero el 4 me subí otra vez a un avión, cosa que no me gusta nada, porque valía la pena.
–¿Sus maridos apoyan estas salidas?
María Eugenia: ¡Obvio que apoyan los maridos!
María Laura: A esta edad ya no preguntás porque vos querés el bien del otro. Y si el bien del otro es que vayas con tus amigas… Si mi marido me hubiese dicho “me voy del 4 al 10 a jugar al golf”, le hubiese dicho “andá, mi amor”.
María Emilia: Con más de 40 años de casados, ¿qué nos van a decir? Y nosotras no vamos a pedirles permiso. [Se ríe]. ¿Qué marido no apoya a su mujer cuando se va con amigas? ¡Se queda feliz con el control remoto en la mano!
–¿Cómo organizaban la diaria?
María Emilia: Yo me levantaba temprano, no hacía ni ruido porque nos acostábamos a las dos de la mañana entre tantas largas charlas. Entonces compraba medialunas calentitas, cornets de membrillo… Todas llegaron diciendo “desayunemos fruta”. Y yo les dije: “Acá vamos a hacer desayuno continental”.
María Laura: En realidad, nosotras tres no desayunamos. Yo tomo mi jarabe de clorofila por mi osteoporosis y espirulina para arrancar.
María Emilia: Después había que distribuir los cuartos. En la cama matrimonial fuimos Eugenia y yo, y Laura fue al piso. María Laura: Sí, me tocó un colchón inflable que habían usado sus nietos y donde quería dormir Rosita, la perra de Emilia.
María Emilia: Con el pasar de los días hubo algunos cambios en los cuartos. Si alguna roncaba la pasábamos con la que dormía como un camión. [Se ríe]. Yo me levanto con música siempre y bueno, un día me levanté y puse música a tope y, en chiste, una de mis amigas abrió la puerta y me tiró un zapatillazo.
–¿Virtudes o defectos de sus hermanas en la convivencia?
María Eugenia: Emilia tiene unas pilas impresionantes desde que se levanta. Después aparecía Laura y yo arrancaba un poquito después. ¡Hay que seguirles el ritmo! Todos los días escuchábamos a los BTS y a Diego Torres.
María Laura: Eugenia cocina como los dioses, es muy organizada en su cabeza con lo que hay que comprar, cantidades, todo. Y Emilia es una campanita, siempre positiva. Yo estoy en el medio. No cocino nada, así que limpiaba los platos porque no quería que lo hicieran nuestras amigas. Creo que en vacaciones salen más las virtudes que los defectos. Y lo defectos eran parecidos porque tenemos edad de jubiladas. [Se ríe].
María Emilia: En la convivencia dejamos de ser trillizas, no es cómo actúa una o la otra. Nos íbamos a dormir y nuestras amigas nos mandaban mensajitos desde sus cuartos. ¡Lo que nos hemos reído! Nosotras nos llevamos bárbaro siempre. Después, Eugenia me ayudaba a cocinar, o Laura me decía qué sumar pensando en los gustos de cada una. Era mi casa, pero las tres hacíamos de anfitrionas. Y no nos repartíamos tareas más que hacerse la cama cada una. Es una casa de playa, y si te molesta la arena, barré. Éramos adolescentes, ¡no sabés lo que nos hemos divertido!
María Eugenia: Emilia es muy relajada, no estaba pendiente de si algo estaba fuera de lugar, así que eso ayuda un montón.
María Laura: Como dueña de casa organizaba el almuerzo, veía adónde íbamos, a qué playa. Volvíamos a almorzar, entonces las chicas pasaban por el súper y traían, por ejemplo, el copetín. De vacaciones todo te viene bien.
–¿Qué planes hacían?
María Eugenia: Mucha playa, un poquito de shopping, aprovechamos para hablar de cosas que durante el año no hablamos… No paramos.
María Emilia: Un día fuimos a comer a Popei, que es un lugar divino de José Ignacio, y nos vestimos todas de blanco. Ya en casa, bailamos y yo, por si escuchaban los vecinos la música y las risas, decía “es una despedida de solteras”. ¡No íbamos a decir que éramos las abuelas! Además, hacíamos terapia porque Luz es reflexóloga, jugábamos a la generala. Por unos días nos olvidamos de todo y nos convertimos en adolescentes.
María Laura: Sí, eso fue lo que más disfruté, sentir que volvía a mis 15. Y en realidad, en el corazón los tenemos. Hicimos una pausa de nuestra vida personal y nos disfrutamos como amigas. Después obvio, salieron los triglicéridos, los colesteroles, los temas del paso del tiempo… [Se ríe].
JULIO IGLESIAS, LA BIO Y MUCHOS NUEVOS SUEÑOS
–¿Es cierto que están preparando una biopic de sus vidas?
María Emilia: Sí, se le ocurrió a Chiro Escalante, mi yerno, que es licenciado en Cine. La estamos armando novelada. Es una excusa para estar las tres juntas otra vez. Estamos muy divertidas, nos encanta trabajar, es un aliciente, un incentivo a nuestra edad.
María Eugenia: Es muy movilizante el proceso porque ves todo lo que hicimos.
María Emilia: Es que volver atrás es mucho, son 50 y pico años de carrera.
María Laura: Hay cosas que la gente sabe de nosotras, pero también otras que desconocen. Y están de moda las biografías.
–Profesionalmente hablando, ¿cuál es el recuerdo más increíble?
María Eugenia: La época de Julio [Iglesias], que nos dio trascendencia internacional. De ahí seguimos solas, cantando en inglés, con un productor indonesio, nos volvimos número 1 en Japón y en Holanda, cantamos en la RAI… Fueron muchas cosas.
María Emilia: Coincido, cantar con Julio porque nos catapultó internacionalmente. Pero después, cuando empezamos a hacer galas solas, con nuestras canciones, recuerdo puntualmente la vez que nos presentamos en Benidorm, en el mismo escenario que habíamos cantado con él dos años antes, y lo llenamos. Fue muy movilizante.
María Laura: Cuando hacíamos María, María y María, me acuerdo que terminamos de grabar el último capítulo y antes de que saliera al aire, íbamos en el auto y una chica desde otro nos gritó: “Díganme que Emilia se casa con su novio. Y vos Laura con el tuyo”. Me impactó muchísimo, teníamos 20 años y no te dabas cuenta de lo que producías.
–¿Qué hay de cierto en que van a grabar un dueto?
María Emilia: Estamos trabajando en eso, es importante, él no es de acá. ¡No podemos decir nada!
–¿Siguen en contacto con Julio Iglesias?
María Emilia: Sí, sobre todo Laura, nos comunicamos por WhattsApp. Cuando pasó lo del Corchito (su hijo, que hace dos años tuvo un accidente que puso en riesgo su vida jugando al polo) se puso a disposición. Es un amor de persona, así que muy agradecida. Y después seguimos en contacto.
–Entre la biopic y el dueto se viene un año movido. ¿Algún otro proyecto?
María Eugenia: Vamos a sacar nuestro perfume, ya elegimos la fragancia y saldría este año.
María Laura: Fue idea de Sonia (Zavaleta, hija de Emilia) y de mi hija Paulina. Ellas están en la parte administrativa y comercial del proyecto. Nosotras elegimos los aromas, en realidad, fue Eugenia. A partir de ahí se abre una posibilidad de maquillajes y de cremas.
–Siempre estuvieron vigentes, pero pareciera que hay como un resurgir de las Trilli. ¿Lo sienten así?
María Eugenia: La tecnología ayuda a estar vigente y hay un contacto con la gente que antes no estaba. Yo soy más vaga, Emilia y Laura mueven más las redes, son muy activas, Laura se ocupa mucho de la música, Emilia de lo creativo.
María Emilia: El Instagram mueve muchas generaciones, están nuestras fans, pero hay muchos que nos conocieron a través de las redes. ¡Me encanta cuando me paran y me dicen que se ríen con nuestros videos! Pero siempre estuvimos vigentes, y si no estábamos trabajando, revistas como ¡HOLA! nos hacían fotos y la gente nos conoce familiarmente. María Laura: Siento que son los últimos cartuchos porque Mirtha Legrand hay una sola. Trotz [Ernesto, su marido] me dice que trabajar me pone contenta. Me fascina la parte musical, la conducción. Me gusta escuchar lo nuevo, musicalizar los posteos. Todavía tenemos ganas de divertirnos y de divertir a la gente.
María Emilia: Nos hemos aggiornado bastante con la tecnología, pero solas no podemos, tenemos una comunity manager, Lu Laffatigue, que nos organiza, nos ayuda muchísimo y somos un gran equipo. Laura es la que tiene siempre la iniciativa, es la productora, la capa, yo soy la Trilliza de Oro, y Eugenia la que viene arrastrada por atrás. [Se ríe]. Coca [así la llaman a Eugenia] es la que mejor canta, la más mona, la que tiene más ideas, pero la más vaga.
–Hablaban del paso del tiempo, ¿cómo lo llevan?
María Eugenia: En lo personal me siento tranquila, tengo un marido que me acompaña mucho, unos hijos divinos y tres nietos bárbaros.
María Emilia: Como me dijo una amiga cuando cumplí los 60: “Preparate porque empieza otra vida”. Los 50 te tocan de otra manera, en mi caso mis hijos se fueron casando y fui abuela. Pero a los 60 vas de la mano con tu nieta y sos eso, la abuelita. Amo ser abuela, tengo nietos increíbles y aprendo de ellos. Escucho Radio Disney, me gusta que me actualiza, y la más chiquita canta conmigo. Después pienso: “Menos mal que esta chica no sabe lo que dicen algunas letras”… Todo eso te hace más joven. Cuando los nietos vienen y me dicen “Memeeee”, y me buscan, me encanta.
María Laura: El paso del tiempo lo tenemos de nuestro lado. Nos cuesta a veces parecer de 63, que es la edad que tenemos. Personalmente, la imagen que me devuelve el espejo está bárbara. Sé que hay cosas que no puedo usar más y otras que me importa nada lo que opina el otro. Por ejemplo, el bikini. Me asombró para bien ver en la playa mujeres divinas, de todos los tamaños y edades, usando lo que se les daba la gana. Y yo estoy dentro de esa ola, si me gusta me lo pongo. Mamá tiene un físico privilegiado, algunas cosas las heredamos de ella, otras las trabajamos y otras se han caído. Pero cada vez me importa menos. Me gustan mis arrugas, no tenemos canas, que es algo que heredamos de papá. También heredamos de él las bolsas en los ojos, que yo me operé a los 29 pero me volvieron a crecer y ahí quedaron. La actitud es lo que vale.
María Emilia: En cuanto al amor, pienso que es siempre incondicional. Si hay amor todo se supera. Porque 42 años de matrimonio sin crisis no es matrimonio. Sin tirar platos o sin estar enojados no existe. [Piensa]. Para mí el paso de tiempo es ver a mis nietos y a mis hijos felices. Ahora, ¿lo siento? Y sí. ¿Me duele cuando me levanto? Y, sí. Entonces hago más gimnasia para los huesos, tomo más agua para tener más adelante una vida mejor. Y nos cuida Adrián Mobilia, que es nuestro cirujano esteticista. A partir de los 60 no sos viejo, somos adultos contemporáneos. Bueno, que esta etapa nos encuentre con salud, con nuestros maridos bien, disfrutando. A mí todo me alegra de la vida.
Agradecimientos: Anushka Elliott, Susana Pereyra
En una producción exclusiva despiden el verano y nos cuentan los grandes proyectos que las esperan este añoLA NACION