Un médico, una bruja y un amor prohibido: las figuras y las ficciones que rompieron la barrera del tiempo en 2024
El pediatra televisivo más popular que dio la televisión local, la pasión detrás de un amor prohibido, el método rupturista de CQC y una bruja muy querida por los televidentes, fueron el centro de las notas más leídas en los muchos TV Retro que hubo durante este 2024.
Mario Socolinsky y un golpe del que jamás se recuperó
Al frente de La salud de nuestros hijos, el doctor Mario Socolinsky era ese pediatra con el que todas las familias contaban en sus casas. Desde la pantalla, el médico compartía conocimientos de manera didáctica, a través de una impronta cálida y cercana que lo consolidó como un referente ineludible en materia de salud y medios. Su debut en televisión se produjo en 1967, y desde ahí una carrera se tradujo en el estreno de La salud de nuestros hijos, un ciclo muy popular que se extendió por varias décadas. Hasta que en el 2003, un informe periodístico puso en jaque la credibilidad del ciclo.
Si bien Socolinsky mantuvo su vida privada muy lejos de las cámaras (con el tiempo se habló de una adicción al juego y un hábito de fumar que contrastaba con su perfil vinculado a la salud), un informe periodístico realizado por Punto.doc, le significó un severo golpe. La investigación reveló a una falsa gastroenteróloga, que pagó por participar en La salud de nuestros hijos, y habló al aire sobre un virus inexistente bajo la atenta mirada de Socolinsky. Cuando el informe de Punto.doc salió al aire, el doctor expresó: “Me trajeron un médico que no era médico; yo no pedí ni credencial ni nada, yo creí y a veces el creer en este país no sirve”.
Poco tiempo después, La salud de nuestros hijos fue levantado del aire, y en el 2007 Socolinsky murió, sumergido en una profunda depresión. Hasta sus últimos días, no dejó de atender a niños de bajos recursos.
El fenómeno y la una secuela que empañó al éxito
Considerada una de las miniseries más exitosas de todos los tiempos, en esta ficción el actor Richard Chamberlain se ponía en la piel de un sacerdote católico enamorado de una mujer veinte años más joven que él. Publicada en 1977 por la escritora australiana Colleen McCullough, El pájaro canta hasta morir pronto se convirtió en un best-seller, que tuvo su adaptación a la televisión en 1983. De ese modo, el fenómeno aumentó exponencialmente y el público cayó rendido ante la historia del padre Bricassart. Sin embargo, prolongar el éxito a veces puede ser un error.
En el año 1996, se estrenó una secuela titulada El pájaro canta hasta morir: los años perdidos, una nueva miniserie que detallaba qué había sucedido durante un período que la serie original pasaba por alto. El fracaso fue enorme, el público odió el producto y la crítica especializada fue lapidaria. Una vez más, y aunque hay excepciones, la historia da cuenta sobre ese dicho que asegura que “las segundas partes nunca fueron buenas”.
Cinco notas para el olvido
La televisión argentina está plagada de momentos incómodos, entrevistas tensas y chistes ofensivos. Por ese motivo, uno de los TV Retro del año estuvo dedicado a cinco entrevistas que salieron muy mal. Invitados muy mal predispuestos a la charla, conductores que terminaron pidiendo disculpas, incomprensibles comentarios y la inolvidable frase “me parecés un espanto, toda tu producción y vos”, son los protagonistas de este imperdible recuento de sucesos desafortunados.
Un boom y un adiós en el mejor momento
El 14 de diciembre de 1995, Mario Pergolini, Eduardo de la Puente y Juan Di Natale abrieron las puertas de CQC, un noticiero que hacía del humor ácido, la inteligente y la irreverencia sus tres patas de apoyo. Caiga quien caiga sembró un estilo inconfundible y detonó los parámetros televisivos de la época, conectando de inmediato con una generación joven que necesitaba reírse de una clase política vetusta.
Cuando la formación fundacional de CQC se despidió en abril de 1999, hubo una emisión especial desde el Gran Rex a la que asistieron más de tres mil personas. En ese momento, Pergolini reflexionó: “Cinco años me parece que están bien. No quiero hacer toda la vida lo mismo ni estirar un programa para que funcione. Y además, porque creo que así lo protejo. Aunque sea vulgar decirlo, lo que uno realiza no deja de ser como un hijo. Y me parece que hay que dejar que este hijo, que inicialmente estaba programado para tres meses, termine. Está bien así (…). Yo quiero que Caiga… quede en la historia de la televisión, pero bien”.
Dean Martin, un ajeno a la televisión que jamás ensayó
A Dean Martin no dejaban de ofrecerle trabajo en la pantalla chica. El popular cantante y actor de cine no quería comprometerse a un show semanal, y por ese motivo rechazaba las ofertas una y otra vez. Hasta que un día, agotado por la insistencia de la cúpula de la NBC, les pidió una cantidad absurda de dinero… que ellos aceptaron. “Él quería trabajar un solo día por semana, que debía ser sí o sí el domingo. Y no quería hacer algo más que no fuera anunciar los números musicales, de hecho, ni siquiera quería estar obligado a cantar si no tenía ganas y contra todos los pronósticos, la NBC aceptó todo”, detalló el periodista Lee Hale.
Dino estuvo al frente de su propio ciclo televisivo, que debutó en 1965, y se prolongó durante diez años. Y todo fue bajo sus propias reglas: Martin no ensayaba, iba de un segmento al otro siempre con su vaso de whisky en mano (que en realidad tenía jugo), y se divertía cantando y actuando con otras glorias de Hollywood, como James Stewart, Frank Sinatra, Fred Astaire, Donald O´Connor o Lucille Ball.
El “síndrome Darrin”
Emitida entre 1964 y 1972, Hechizada fue una de las comedias más queridas de la pantalla chica. Las aventuras de Samantha y sus conflictos cotidianos junto a su marido Darrin, eran seguidas con mucho interés por todos los televidentes. En la piel de la protagonista, Elizabeth Montgomery logró un gran trabajo y aguantó las exigencias requeridas para lograr en pantalla los trucos de la bruja, e incluso puso dos de sus tres embarazos al servicio de la trama. Luego de cuatro temporadas de muchas exigencias, ella estaba decidida a renunciar, pero un jugoso contrato y el veinte por ciento de los derechos del show la retuvieron y la hicieron ganar una fortuna.
Al lado de la estrella femenina se encontraba Dick York, un actor que sufría severos dolores de espalda que condicionaban las grabaciones. Durante la producción del quinto año, el intérprete sufrió un aneurisma que eventualmente, derivó en su renuncia. Por ese motivo, entre 1969 y 1972 Dick Sargent fue el nuevo elegido para componer a Darrin. Hechizada se convirtió así en la primera serie de televisión que cambió a uno de sus actores principales por otro artista, y así nació el hoy conocido como “síndrome Darrin”.
De una infancia muy difícil a un secuestro en el extranjero
De los muchos capocómicos que pasaron por la radio, el cine y la televisión, sin lugar a dudas, Pepe Biondi es de los más queridos. La estrella central de Viendo a Biondi, entre muchos otros ciclos, se consolidó como un gran referente del humor local. Y en una entrevista con LA NACIÓN, su sobrino Alberto Biondi corrió el velo detrás de muchos momentos difíciles en la vida del comediante. Una infancia muy dura en un circo, en donde el entrenador de Pepe lo castigaba físicamente ante los errores en los ensayos, y un secuestro en Cuba a manos de un grupo comando, fueron algunos de los muchísimos recuerdos que surgieron en el marco de ese repaso por la carrera del gran capocómico.
Una sola anécdota compartida por su sobrino, alcanza para retratar la esencia de Biondi. “Íbamos caminando por la calle, como tantas veces lo hacíamos, y, de pronto, vio a un pibe limpiando vidrios” detalla Alberto Biondi, y concluye: “Él lo llamó: ´Vení para acá´. Lo subió al coche y se lo llevó a comer, después le compró ropa. En su departamento, lo hizo cenar y le dio dinero. ´No te quiero ver nunca más en la esquina lustrando vidrios´. Biondi era así, generoso y especial”.
Cuáles son las historias y anécdotas detrás de las recordadas personalidades o producciones televisivas que más interesaron a nuestros lectores en este añoLA NACION