Son 14, tienen más de 40 años y realizan una aventura que los mantiene unidos: “El único requisito es que prenda, el resto vamos viendo”
Si hay algo que nos caracteriza a los argentinos es la amistad. Existe un grupo de catorce amigos de toda la vida ,o casi, la amistad nació en el colegio y siguió creciendo durante estos 40 años. Podría ser la historia de cualquier grupo de amigos de argentinos pero hay una particularidad en ellos que los hace diferentes.
Son oriundos de Bella Vista, Gran Buenos Aires, un lugar que todavía conserva tradiciones y costumbres donde, quienes lo eligen para vivir, saben que el valor de la familia y la amistad los hace un lugar diferente.
“Es como si retrocediéramos en el tiempo”
En un febrero de hace 10 años atrás este grupo de amigos decidió hacer un primer viaje todos juntos a Colonia, Uruguay. Si bien once de ellos continúan viviendo en Bella Vista, los otros son parte del grupo y la excusa del viaje sirvió para verlo también a Facundo que vive en Ushuaia y a partir de entonces una vez al año viaja a compartir la aventura con sus amigos.
Es que en ese primer viaje a Colonia algunos fueron en moto y otros en lancha al lugar de encuentro. Después de llegar y sumar las primeras anécdotas los que no tenían moto decidieron comprar una para no perderse ni un detalle del viaje. Y así fue como tres años después la decisión estaba tomada: viajarían una vez por año todos juntos para recorrer nuestro país, en especial al borde de la cordillera.
“Los viajes son el momento en el que nos vamos del mundo, nos alejamos de nuestras responsabilidades, de nuestras vidas para estar solos unos días al año, para volver a ser ese grupo de chicos. Esa semana solos es como si retrocediéramos en el tiempo, mismas anécdotas cada día, mismos chistes, mismas risas de esas que alguien de afuera nunca podría comprender”, cuenta Siro, y agrega que cada viaje comienza y termina con un brindis por la amistad, una tradición que comenzó en el colegio.
Aprender a andar en moto a los 40
La mitad del grupo de amigos viajó toda la vida en moto, el resto se fueron sumando con la excusa de estar juntos y con los viajes fueron aprendiendo y se fueron dando cuenta que la moto, más allá del lógico peligro, tiene algo que la hace única, que los conecta con el mundo, con el viento y los paisajes de otro modo que hace que los viajes sean muchos más desafiantes y divertidos. Las motos elegidas son variadas, sus modelos van desde 1989 a 2023, el único requisito es que prenda, el resto se va viendo. Como buenos amigos los más experimentados le fueron enseñando a los novatos.
Pero hay tres que decidieron que no se van a subir a las motos, entonces acompañan en una camioneta que además sirve para llevar algunas cosas y subir alguna moto si surge un inconveniente.
“En uno de los viajes nos encontramos, llegando al campo de un amigo en la yunga jujeña luego de varios días de lluvia, que el camino estaba imposible, unos pocos lograron sobrellevarlo, y a la noche cuando se empezó a planificar la vuelta por la garganta del diablo algunos decidieron no bajar y subir sus motos a la camioneta, a partir de ese momento nació el subgrupo de los “gorriones”. A partir de ese momento en cada uno de los viajes uno nuevo es bautizado de la misma manera, inclusive hay algunos rumores que dicen que alguno simuló que su moto ya no funcionaba en el Balcón de Pissis para no tener que bajar nuevamente”, confiesa Alejandro.
“Es un viaje en medio de la nada”
Hacer que catorce personas se pongan de acuerdo no es fácil, para eso decidieron formar un comité organizador: dos encargados diseñan el viaje, el destino, donde dormir cada noche y cuales con las rutas, “el resto no opina, solo critíca”, aclara Siro que este año es el encargado de elegir destino.
Por supuesto que el destino no puede ser cualquiera, hay algunas prioridades a tener en cuenta: la mayor parte del viaje tiene que ser por camino de ripio y totalmente alejado de las ciudades, es un viaje en medio de la nada, por pueblos que la gente no suele visitar y paisajes pocos conocidos.
Por ahora hicieron Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Córdoba. En dos meses es el turno del viaje que denominaron “NQ: Desafío 2024″ que será por Neuquén, “Vamos a arrancar en San Martín de los Andes y de ahí por la cordillera para arriba, lugares inhóspitos, mucha altura, bien pegados a la cordillera, lo que se llama la cordillera del viento para cruzar ríos y trepar montañas. La idea es dormir en algún refugio perdido o inclusive a la intemperie, alquilar la cabaña a algún pueblerino. El viaje no tiene lujos, el único lujo que nos permitimos es estar todos juntos esos días”, explica Siro.
Aseguran que gracias a Dios y la prudencia no tuvieron ningún accidente, pero sí alguna anécdota para recordar, como aquel viaje por Catamarca donde a una misma moto se le pinchó la cubierta siete veces, en ese viaje se hicieron expertos en cambio récord de cámaras.
Las esposas, su mejor sponsor
Sus familias también son partes de los viajes anuales, es que las esposas son los principales sponsors de que los chicos puedan cumplir su sueño, es que ellas mismas los ven tan felices que disfrutan de sus aventuras. Entre ellas formaron su propio grupo en el que ríen y se divierten por igual. Si bien las edades de los hijos son variadas, eso no impide que en alguna ocasión se hayan ido de vacaciones todos juntos llegando a ser 70 personas. Es que hay amistades que duran para toda la vida, y cuando son tan fuertes se trasmiten a las familias.
“Tan es el extremo de la felicidad de nuestras mujeres que uno de nuestros amigos decidió cambiar de moto en la pandemia, él estaba muy preocupado por el gasto y por lo que esto podía significar, pero lo terminamos convenciendo, la sorpresa fue cuando Mery se enteró y además vio la inversión que había terminado haciendo; al día de hoy todavía le reconoce y está feliz con que pueda disfrutar de esa moto”, recuerda Pancho.
Los chicos aseguran que se llevan todos muy bien, “estamos más viejos y también cada uno sabe lo que puede hacer o decir el otro, que aunque a veces nos pueda molestar forma parte de una relación que trasciende esas cosas”, concluye Siro.
Cómo se organiza la travesía anual de un grupo de amigos argentinos.LA NACION