La “convergencia” del Gobierno con Pro nace con tensión: los libertarios quieren un interbloque sin abrir lugares de poder en el Ejecutivo
La convergencia real entre La Libertad Avanza (LLA) y Pro es por ahora una expresión de deseos. Javier Milei y buena parte de los dirigentes del partido que fundó Mauricio Macri no pretenden, a priori, lo mismo. Si bien la votación de la ley Bases ordenó el tablero y demostró la sinergia entre ambos espacios -en el bloque de Pro algunos tragaron varios sapos para votar todos los incisos a favor- aún no está claro cómo se va a materializar una alianza más a fondo. Las charlas, todavía, están verdes.
Como punto de partida, Milei y su mesa chica apuntan a que la confluencia con Pro se dé en el Congreso, con la eventual conformación de un interbloque. Eso sería todo ganancia para la Casa Rosada, que está en una posición de debilidad legislativa, tanto en términos numéricos como en materia de expertise. Eventualmente, ese interbloque podría estar presidido por alguien de Pro (se habla naturalmente de Cristian Ritondo) y así suplir la falta de muñeca política que tienen los libertarios en la Cámara.
Pero en la cúpula de LLA, al menos por ahora, aseguran que no están dispuestos a ofrecer cargos relevantes a Pro en el Poder Ejecutivo. Al igual que el día después del balotaje, los libertarios se muestran reacios a darle espacios de poder a Pro en el gabinete y menos aún que se proyecte la sombra de Macri en la Casa Rosada. La misma dureza exhibían al principio del debate de ley ómnibus y, finalmente, se zambulleron en una negociación.
“No están en discusión los cargos nacionales”, sentenció un ladero de confianza del Presidente. E ironizó: “¿Acaso ellos nos van a dar la mitad de la ciudad de Entre Ríos o de Chubut?”. En una entrevista radial, Milei confirmó que “obviamente” se explorará un acuerdo con Pro. Reveló que en las conversaciones con Macri y con Patricia Bullrich charlan sobre cómo formar un espacio que represente “plenamente el cambio”, pero negó que haya dialogado de incorporaciones al gabinete.
El primer escollo que asoma en la conversación es que Pro dista de ser homogéneo. Ni Macri ni Bullrich -que tienen tensiones entre sí- agotan la representación del partido. Diputados del bloque, dirigentes y funcionarios en las últimas horas empezaron a coincidir en que un eventual interbloque debería tener un correlato en el Poder Ejecutivo.
“Si hacemos un interbloque es porque significa algo más ¿Por qué nos vamos a regalar? Si nos piden que demos un paso más es porque vamos a ser parte de algo”, dijo un diputado con peso en las conversaciones. Y lanzó “¿Qué significa integrarnos con los libertarios? ¿Que entren (Guillermo) Dietrich o (Javier) Iguacel al gabinete? Eso no nos contiene a todos ni consolida a Pro. Primero falta que Pro se amalgame”.
Los gobernadores de Pro, por su parte, recibieron con beneplácito la idea de que se consolide una alianza en el Congreso. Pero pretenden que antes termine la hostilidad con las provincias.
Las charlas
Pese a que pasaron por varios momentos de enfriamiento, Milei y Macri vienen manteniendo conversaciones telefónicas de forma asidua. El expresidente también estuvo en contacto con otros actores de la mesa chica presidencial en los últimos días.
Bullrich fue la primera en instalar públicamente que “se viene un nuevo rediseño político” en el Gobierno, que refuerce la amalgama entre Pro y LLA. No fue una declaración azarosa, sino que partió de las charlas de cúpula que se dieron después de la votación de la ley ómnibus. Este viernes -con Milei y varios de sus ministros en Roma- la ministra de Seguridad estuvo varias horas reunida en la Casa Rosada con el jefe de gabinete, Nicolás Posse y el presidente de Diputados, Martín Menem.
Quienes están familiarizados con esas conversaciones aseguran que no se habló en términos de cargos. El reparto de lugares es un tabú que se arrastra desde el primer acercamiento que hubo, post elecciones generales. Milei siempre quiso ahuyentar el fantasma del “cogobierno” y evitó que se extendiera la influencia de Macri en el armado del gabinete, para dejar en claro que el poder de decisión sería sólo suyo. “El prurito de Milei está en que Macri no apareciera como un presidente sustituto. Porque siempre Mauricio quiere ser el dueño de la pelota”, soltó un testigo directo de esas conversaciones.
La intención que tiene Milei con el acercamiento a Pro es forzar un ordenamiento del tablero político y promover una polarización. Hoy, el Presidente dijo que el “ordenamiento político” es entre el “cambio” y “quienes quieren seguir con el robo”.
Un importante colaborador de la Casa Rosada apuntó: “Javier siempre dijo que la política debe reordenarse y que todos los que creemos en la libertad debemos trabajar juntos. No es más que eso. Supongo que lo de Pro culminará en un interbloque… en algún momento”.
Otro funcionario con peso en las charlas de las últimas horas apuntó: “Hay que plasmar una alianza para profundizar estrategias y eventualmente confluir en una alianza electoral. Todavía no se habló de nada concreto”.
En lo inmediato, tanto la incorporación de figuras de Pro al gabinete como la idea del interbloque presentan obstáculos. Respecto al Ejecutivo, dado que Milei echó a funcionarios en las últimas horas, hay cargos vacantes en la Anses y en la secretaría de Minería, además del reordenamiento que surja de la fusión del ministerio de Infraestructura con Economía. Para la Anses se habló de María Eugenia Vidal, pero en la Casa Rosada lo niegan. Allí talla fuerte la ministra del área, Sandra Pettovello, que buscará reemplazar al desplazado Osvaldo Giordano por alguien de perfil “técnico”.
Respecto al interbloque, la integración tampoco parece fácil. El bloque Pro sufrió una sangría tras las elecciones y quedó en 37 miembros, pero sigue habiendo diferencias internas. Un diputado de esa bancada apuntó: “De los 37 hay 10 o 12 que no son ni bullrichistas ni macristas. Primero nosotros tenemos que tener nuestro debate interno”.
Milei y su mesa chica apuntan a que la confluencia se dé en el Congreso; parte de Pro reclama que un eventual interbloque tenga un correlato en el gabineteLA NACION