En Plan de retiro, un héroe avejentado no se decide entre la acción y la comedia
Plan de retiro (The Retirement Plan, Canadá/2023). Dirección y guion: Tim Brown. Fotografía: Mark Irwin. Música: Roger Suen. Edición: Robert Brakey y Kurt Nishimura. Elenco: Nicolas Cage, Ashley Greene, Jackie Earle Haley, Ron Perlman, Ernie Hudson, Thalia Campbell. Duración: 103 minutos. Distribuidora: Digicine. Calificación: solo apta para mayores de 13 años con reservas. Nuestra opinión: regular.
Plan de retiro paga muy cara su hibridez cuando tenía casi todo a su alcance para marcar alguna diferencia y destacarse frente a tanto cine aplicado al mismo tema, por lo general a las apuradas y sin demasiado compromiso. Cuando quiere ser chistosa, todo luce demasiado serio, y cada vez que la trama adopta las fórmulas típicas del thriller todo resulta tan incongruente y por momentos hasta ridículo, por lo cual resulta imposible esconder frente a lo que se ve en la pantalla una sonrisa mordaz.
Lo que más lamentamos detrás de estas inconsistencias es la frustrada posibilidad de ver a Nicolas Cage jugando de nuevo a ser una gran parodia de sí mismo. Antes de hacer esta película había encontrado la mejor manera de mostrar y aprovechar esa veta en una película formidable, El peso del talento. Y alrededor de ese momento de gracia fueron apareciendo en Cage diferentes capas y dimensiones de agudeza e ingenio interpretativo: Pig, Renfield: asistente de vampiro, El hombre de los sueños.
El personaje de Cage en Plan de retiro pudo sumarse perfectamente a esta galería con solo verlo en su primera aparición: vestido con una guayabera, de gris cabellera desgreñada y barba completamente blanca, lo vemos tirado en la arena, indiferente a todo, viviendo como un vagabundo en una playa del Caribe.
La única razón que lo lleva a abandonar ese virtual retiro es un pedido de su hija, a quien no ve desde hace tiempo. Ella y su nieta ahora corren peligro porque manejan información valiosa, codiciada por una red criminal. Refugiarse en la isla con su abuelo no es suficiente para las mujeres, perseguidas sin cuartel por los malos de turno. Mientras tanto descubren que el viejo, para protegerlas, revela varios secretos ocultos de un pasado que jamás imaginaron.
Todo estaba servido para mezclar y batir los ingredientes de una buena comedia de acción apoyada en un personaje nuevo para Cage: el héroe avejentado. Antes del estreno, el director canadiense Tim Brown reveló que la película partía de una curiosa premisa: ¿Qué pasaría si John Wick se emborrachara durante 30 años en una playa alejada del mundo y, cerca de cumplir los 70, todavía se siente capaz de hacer las cosas que hizo durante su vida activa?
Cage luce desde el vamos ese aspecto deliberadamente avejentado y parece, al principio, dispuesto a divertirse con ese nuevo rol de jubilado en acción. Pero la acción evoluciona de un modo en el que se aprovecha poco y nada ese matiz. Todo empieza a caer en el lugar común más previsible y los pocos detalles distintos y curiosos aparecen de la manera menos oportuna o con una gracia que directamente no funcionan, como cuando Ron Perlman se pone a hablar de Shakespeare en el momento menos esperado. Hasta el absurdo tiene su propia lógica, que aquí se pierde.
Buenos actores (Jackie Earle Haley, Ashley Greene, Ernie Hudson) quedan desperdiciados entre tanta pereza. Se entiende que Cage no tenga en las escenas de acción la agilidad de otros tiempos, pero sus oponentes más jóvenes también pelean en cámara lenta. Así, es difícil creerles y jugar con los géneros.
Un Nicolas Cage lleno de canas luce como un vagabundo retirado que esconde su pasado para volver a la acción y ayudar a su familia amenazada, en un fallido thriller con pretensiones de comedia satíricaLA NACION