noviembre 3, 2024

El chavismo tuvo una opaca celebración de su cuarto de siglo en el poder en un año clave para su continuidad

CARACAS.– Venezuela apenas recordó ayer que en otro 2 de febrero, pero de hace 25 años, Hugo Chávez juró ante la “Constitución moribunda” el inicio de su mandato. La mayoría del país vive hoy la gran tragedia nacional, el colapso de un proyecto que emergió sobre la revolución cubana para convertirse, un cuarto de siglo después, en el fracaso de una utopía.

“Hace 25 años el pueblo inició la verdadera democracia, refundando la patria y caminando por la senda de la justicia social”, festejó el presidente Nicolás Maduro en sus redes sociales ante la indiferencia nacional; bastante tienen los venezolanos para sobrevivir día a día. El chavismo, sabedor de que 2024 es un año clave para su permanencia en el poder, prepara el acto de mañana domingo, en el que se conmemora otra fecha importante, el 4 de febrero, aniversario del fracasado golpe de Estado que introdujo a Chávez, a tiro limpio, en el alma popular.

El reto es doble para el oficialismo: demostrar su fuerza en la calle pese a que no cuenta con apoyo popular y contrarrestar el regreso a sus giras electorales de la inhabilitado María Corina Machado, líder de la oposición. El lleno de su acto público en Calabozo, una de las capitales del llano venezolano, a casi 300 kilómetros de Caracas, sorprendió al chavismo, pese a que es en el interior más profundo y más castigado del país donde la dirigente liberal cuenta con más seguidores.

El presidente venezolano se lanzó en persona a contrarrestar el efecto Machado, el mismo que sitúa a la coordinadora de Vente Venezuela 60 puntos por encima en las encuestas. “Aprobé para el pueblo de Calabozo un conjunto de obras, entre ellas la rehabilitación integral del Hospital Doctor Francisco Urdaneta Delgado”, adelantó Maduro. La red de hospitales público da fe de forma fehaciente del descalabro revolucionario.

Maduro también prometió “culminar” el complejo deportivo del municipio, una avenida y un complejo turístico, además de mejorar la red de carreteras en el Estado Guárico, al que pertenece Calabozo. “¡Cuenten con mi apoyo! ¡Vamos plante!”, culminó el mandatario.

“No estamos celebrando 25 años de gobierno, sino de un proyecto de país”, sustentó la vicepresidenta Delcy Rodríguez, que aprovechó para arremeter con saña contra Machado: “Doña Violencia (mote que suele repetir el propio Maduro) cree gozar del derecho natural que le den sus amos del norte a ser presidenta del país”.

Machado arrasó en las elecciones primarias de la oposición, abierta para todos los partidos y dirigentes, con casi el 93% de los apoyos entre los 2,5 millones de personas que acudieron a votar pese a los obstáculos impuestos por el poder bolivariano.

“Veinticinco años de patria buena, de libertad y derechos”, avanzó, por su parte, Jorge Rodríguez, jefe del órgano parlamentario de la revolución. Maduro, mientras tanto, aprovechó su habitual aparición diaria televisiva para la inauguración de la ExpoFeria “25 años de Patria” y la puesta en marcha de la Gran Misión Venezuela Joven, “un conjunto de políticas, acciones y vértices para el acompañamiento, promoción, apoyo y protección de la juventud”.

“¡No joda, lo logramos!”, reaccionó Maduro con entusiasmo al ser informado por un criador de cerdos de que Venezuela produce toda la carne de chancho que consume. “¡Lo estamos logrando, son los alimentos para el pueblo!”, acompañó el “conductor de victorias” las noticias de granjeros llegados a Caracas.

No comparte tanta alegría, la experta en seguridad alimentaria Susana Raffalli, que deslizó en sus redes sociales varias cifras que confirman el descalabro revolucionario: “25 años nos tomó volver a la tasa de mortalidad infantil que teníamos en 1950. También en los últimos 25 años se incrementó 2,5 veces la proporción de niños con retardo en el crecimiento entre los grupos más empobrecidos de Venezuela”.

Propaganda

La lluvia de datos, durante todo el día, ahogó a la propaganda revolucionaria. El “nuevo hombre socialista”, como le gustaba decir a Chávez, es hoy el venezolano empobrecido, el mismo que con la llegada del chavismo cobraba entonces un salario mínimo equivalente a 348 dólares, cuando en la actualidad percibe cuatro dólares, aumentado con cesta ticket y con bonos (repartidos de forma arbitraria) a 100 dólares. El “nuevo hombre” que ha presenciado cómo el bolívar, moneda nacional, perdía hasta 14 ceros, por obra y gracia de tres reconversiones monetarias.

Lo del PBI es objeto de estudio en las escuelas económicas del mundo, que intentan explicar cómo la economía de un país sin guerras, terremotos o huracanes es hoy alrededor de un tercio al de 1999. Como la producción petrolera, que en 2023 promedió 749.000 barriles por día, frente a los más de tres millones al inicio de la revolución bolivariana.

Cifras apabullantes, casi invencibles, como la del mayor desfalco por corrupción de la historia, valorado en torno a 400.000 millones de dólares. Según el índice de Transparencia Internacional, sólo Somalia supera hoy en corrupción a Venezuela en todo el planeta.

Pero si algo desnuda la realidad del país sudamericano, esa es la diáspora. “Es la prueba irrefutable del colapso de Venezuela a nivel económico, político e institucional”, señaló a la nacion María Gabriela Trompetero, investigadora de temas migratorios de la Universidad de Bielefeld.

Sólo alrededor de 300.000 venezolanos habían emigrado de Venezuela cuando se produjo la llegada de Chávez al poder. Hoy ya superó la barrera de los 8,5 millones. Expertos temen que el fraude electoral en marcha mantenga abierta la puerta del éxodo.

En pleno reto para el oficialismo, Nicolás Maduro recordó la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1999 como una “refundación” para el paísLA NACION

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