Belgrano reaccionó tarde y perdió: crónica del 0-1 ante Newell’s en RosarioPablo Ocampo
El tercer sistema usado por Guillermo Farré en igual número de partidos, esta vez dejó atras el 4-1-4-1 y el 4-2-3-1 por un 4-4-2, obtuvo en Rosario un final similar a lo que le sucedió en los otros: un equipo sin patrón de juego, que intentó una resistencia que cuando se rompió, tiró por tierra lo que se planificó.
El 1 a 0 para Newell’s fue un premio a sus ganas de ir al frente desde el inicio del partido. Fue de los dos el que buscó y encontró lo que pretendió. La “B” dejó una pobre imagen, porque lo planeado era no dejar hacer y al mismo tiempo hacer poco y nada por el espectáculo o por el triunfo.
La primera parte fue lenta, por momentos mal jugada y disputada al ritmo que quería el equipo de Alberdi. Porque logró hacer que sus dos líneas de cuatro cortaran el circuito de los rosarinos.
Banega en su regreso al Coloso, intentó ser dueño de la pelota, pero muchos de sus centros fueron cortos y de sencilla resolución para los centrales.
El arco del local fue un lugar exótico para Passerini y Chavarría, tanto que el parcial se agotó sin un remate sobre la valla de Macagno.
Aguirre y May intentaron desbordes, pero se quedaron en el amague, en la búsqueda de un espacio que jamás lograron.
La “B” no tuvo sobresaltos en su arco como tampoco logró tener la pelota jamás. Siempre dejó que la manejara el dueño de casa y se dedicó a romper e intentar una contra que no se dio.
Gol y cambio tardío
No había intentado atacar en toda la etapa inicial el Pirata, pero en el complemento se atrevió a adelantarse unos metros, como para ver que pasaba del otro lado de la mitad del campo y lo que sucedió fue que su retroceso fue muy flojo, se equivocó y lo pagó.
La pelota fue hacia la izquierda donde Delgado no estaba, Meriano intentó cubrir el espacio y Banega recibió en soledad y lanzó una pelota “pinchada” que fue a la cabeza de Ramírez mientras Losada y Rébola observaron como el delantero marcó el único gol del partido.
Otra vez por arriba, nuevamente de cabeza como en las dos fechas anteriores, la resistencia fue vulnerada y todos se vino a pique.
Guillermo Farré empezó a mover piezas y a reordenar a sus jugadores para ver si se pescaba algo.
Delgado pasó al medio de la defensa, cambió los dos laterales y colocó al peruano Reyna para tratar de desbordar.
El equipo fue con ganas, sin ideas claras y empujando al rival, pero el tirar centros para ver si la cabeza de Passerini lo salvaba no dio resultado esta vez.
Newell’s jugó de contra, Aguirre por la izquierda y las trepadas de Méndez le dieron el aire que necesitaba para tratar de inquietar al equipo cordobés.
El rosarino no fue altamente superior al de Alberdi, pero sí el que intentó siempre ganar el partido. El que de los dos supo qué pretendía cuando la pelota le quedó en su poder.
La rotación experimentada por Farré le dio descanso a las piernas de varios jugadores usados en las dos primeras fechas, pero no lo ayudó en su idea de mejorar la manera de jugar, porque nunca se entendió que función tenía Mariano Miño y mucho menos porque los dos puntas jugaron tan en soledad hasta que el local metió el gol.
Belgrano se quedó con las manos vacías por mérito propio, por ser mezquino en el arranque y porque después fue ganas sin ideas claras para intentar torcer una historia que fue escrita por su inoperancia.
El tercer sistema usado por Guillermo Farré en igual número de partidos, esta vez dejó atras el 4-1-4-1 y el 4-2-3-1 por un 4-4-2, obtuvo en Rosario un final similar a lo que le sucedió en los otros: un equipo sin patrón de juego, que intentó una resistencia que cuando se rompió, tiró por tierra lo que se planificó.El 1 a 0 para Newell’s fue un premio a sus ganas de ir al frente desde el inicio del partido. Fue de los dos el que buscó y encontró lo que pretendió. La “B” dejó una pobre imagen, porque lo planeado era no dejar hacer y al mismo tiempo hacer poco y nada por el espectáculo o por el triunfo. La primera parte fue lenta, por momentos mal jugada y disputada al ritmo que quería el equipo de Alberdi. Porque logró hacer que sus dos líneas de cuatro cortaran el circuito de los rosarinos.Banega en su regreso al Coloso, intentó ser dueño de la pelota, pero muchos de sus centros fueron cortos y de sencilla resolución para los centrales.El arco del local fue un lugar exótico para Passerini y Chavarría, tanto que el parcial se agotó sin un remate sobre la valla de Macagno.Aguirre y May intentaron desbordes, pero se quedaron en el amague, en la búsqueda de un espacio que jamás lograron.La “B” no tuvo sobresaltos en su arco como tampoco logró tener la pelota jamás. Siempre dejó que la manejara el dueño de casa y se dedicó a romper e intentar una contra que no se dio.Gol y cambio tardíoNo había intentado atacar en toda la etapa inicial el Pirata, pero en el complemento se atrevió a adelantarse unos metros, como para ver que pasaba del otro lado de la mitad del campo y lo que sucedió fue que su retroceso fue muy flojo, se equivocó y lo pagó.La pelota fue hacia la izquierda donde Delgado no estaba, Meriano intentó cubrir el espacio y Banega recibió en soledad y lanzó una pelota “pinchada” que fue a la cabeza de Ramírez mientras Losada y Rébola observaron como el delantero marcó el único gol del partido.Otra vez por arriba, nuevamente de cabeza como en las dos fechas anteriores, la resistencia fue vulnerada y todos se vino a pique.Guillermo Farré empezó a mover piezas y a reordenar a sus jugadores para ver si se pescaba algo.Delgado pasó al medio de la defensa, cambió los dos laterales y colocó al peruano Reyna para tratar de desbordar. El equipo fue con ganas, sin ideas claras y empujando al rival, pero el tirar centros para ver si la cabeza de Passerini lo salvaba no dio resultado esta vez.Newell’s jugó de contra, Aguirre por la izquierda y las trepadas de Méndez le dieron el aire que necesitaba para tratar de inquietar al equipo cordobés.El rosarino no fue altamente superior al de Alberdi, pero sí el que intentó siempre ganar el partido. El que de los dos supo qué pretendía cuando la pelota le quedó en su poder.La rotación experimentada por Farré le dio descanso a las piernas de varios jugadores usados en las dos primeras fechas, pero no lo ayudó en su idea de mejorar la manera de jugar, porque nunca se entendió que función tenía Mariano Miño y mucho menos porque los dos puntas jugaron tan en soledad hasta que el local metió el gol.Belgrano se quedó con las manos vacías por mérito propio, por ser mezquino en el arranque y porque después fue ganas sin ideas claras para intentar torcer una historia que fue escrita por su inoperancia.La Voz